domingo, 11 de diciembre de 2011

Las gotas que caen y se convierten en nuestro mar

Sopla el viento, se asoma una mirada y me rozan la piel y en lo más
profundo de mi oscuro cerebro y de mi terco corazón esta ese recuerdo
que me invente de Ti, la ilusión de tu sonrisa y de tu voz, el oasis
de tu amor en mi vida y la magia de sentirme tuya sin haberlo sido.

Vuelve la navidad, otra navidad sin ti, parece que esta mañana recibí
ese correo donde supe de tu existir, de tu pecho agitado y tus pies
fríos, de tus interminables viajes y de tu auto chocado, ese mail
donde todo era posible a pesar de tus dolores de cabeza, y la poesía era el diario vivir; donde el océano era el camino y el cielo, mi cielo, el mismo cielo para los dos.

Amor, amor, amor que mi alma reconoció, pero que este cuerpo no acepto; amor eterno que está en la brisa, en las gotas que caen y se convierten en nuestro mar, en esas olas q vienen y van, y bajo su espuma siguen escritos tu nombre y el mío, nuestros nombres en un mismo corazón.  



Tengo los labios marchitos y mi lengua torpe sin tus besos, tengo mis dedos paralizados y mis manos frías sin tus caricias, mi sangre va siempre lenta, aburrida por mi torrente; y mis ojos te buscan y no te encuentran, el mirar se vuelve opaco disipado en el infinito donde tu aroma se pierde y tu recuerdo como un fantasma silente me persigue incansable ante la eterna esperanza de tenerte.


Quizás algún día? Solo quizás!


No te olvido!


Siempre Anyhec

Barinas 11 de diciembre de 2011





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