Con la puerta de la esperanza continuamente ingenua, confiada en el florecer de un sentimiento real y genuino, hoy me pongo las manos en el corazón y detengo por un instante mis deseos, abriéndome a la realidad de que lo que no fue, simplemente ya no será…
Me doy el permiso de llorar por última vez, de extraer todo lo sentido, de releer todo lo escrito y de soltarlo como se suelta la paloma hacia la libertad de la vida, quedándome totalmente en silencio y sin moverme, para poder oír la voz de Dios, para que el Espíritu Santo me llene de su presencia, de su amor y de su paz.
Ahora sé que te sientes plenamente realizado, que Tu gran sueño se hizo triplemente realidad y eso me hace tan feliz, pero me pone definitivamente distante, te pone definitivamente inalcanzable y me detengo en esta historia por que se que ya nada te distraerá de lo que ahora eres, se que ya tu corazón esta rebosante de amor como las flores reciben el sol en plena primavera.
Siempre Anyhec
Barinas, 14 de enero de 2011
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