La brisa es fuerte, fría, se
puede sentir y ver el movimiento de las hojas de los árboles y el ruido de las
frutas al caer; el sol está allí, a penas son las 10 de la mañana y su calor es
escaso para las temperaturas que
acostumbramos sentir en mi ciudad, ayer al contrario hizo tanto calor y la
fuerza de los rayos solares a la misma hora eran insoportables si estabas expuesto
por la calle; mi amado sol vas a bienes, siempre estas pero cambiante, unos días
sonriente a la vista de todos y en ocasiones juguetón te escondes tras las nubes
pero sé que estas allí…
Y así eres tú, vives, vas y
bienes dejando el calor de tu presencia y luego la brisa de la vida te aleja a
lugares inalcanzables, inimaginables para mí; creas nuevas historias,
conquistas nuevos corazones y sacas sonrisas frescas por dónde vas… Mientras en
el baile de mi vida también voy y vengo, sonrió y conquisto espacios, lugares
nuevos y personas desconocidas, pero a diferencia de ti bailo solo con la
brisas, y me encuentro con la esencia de mi alma que te extraña, que te anhela y el espacio vacío de mi vientre que no recibió
el milagro de el amor y de la vida, y tu escabullido por los caminos que te has inventado creas tu
propio mundo sin mi presencia, sin mi afecto cercano y sincero, sin mi abrazo
en tu cuerpo, sin el sutil movimiento de mi lengua por tu ser y sin las
fragancias que arrojan los cuerpos cuando el amor y el deseo regalan el placer
de sudar juntos. . . Y lo mejor es que conseguimos
vivir, tu sin mí y yo sin ti, vivimos el prodigio de estar aquí y ahora, la
oportunidad de escribir nuestras propias y diferentes historias, sin calles
cruzadas, sin mismos cielos y mismas ciudades y cuando pisamos las mismas
calles estamos a destiempo; vamos en diferentes trenes, llevamos diferentes
rutas, solo quizás en algún momento el destino nos lleve a la misma estación y
entonces allí nos miraremos frente a frente y tú con tus manos ocupadas y
entrelazadas con otros amores no podrás sentir mi abrazo, porque yo de igual
manera tendré mi corazón cercado y sentiré en el centro de el que late más
fuerte, sube y baja desde mi garganta a mi estomago, pero no abra palabra, ni
contacto, solo quizás alguna lagrima se pasee por nuestros rostros certificando
que no era tiempo de amor entre nosotros. . . Solo quizás con el paso del
tiempo, si Dios lo cree pertinente podremos algún día compartir las caricias de
la misma brisa y solo entonces al olernos reconoceremos y entenderemos que siempre
estuvimos impalpablemente presente en la vida dispersa de nosotros…
Siempre Anyhec
Barinas 26 de abril 2012
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