jueves, 4 de febrero de 2010

Sacudiendo el Dolor...

Aun con los ojos irritados de tanto llanto y con el corazón reseco dentro de mi pecho, puedo sentir la semilla fértil plantada en lo más profundo de mi alma.
Puedo descubrir al sacudir el dolor la manera como me condujiste tan amorosamente a los brazos de Dios, a la confesión, a la comunión que se había hecho lejana y a la frente que se bajaba apenada ante la presencia divina, como tus sabios consejos me llenaron de sabiduría nueva, como me despertaste a la presencia de la Virgen de Medjogorje.
Sacudo desde lo más profundo y volteo y puedo ver cómo me alejaste de lo que siempre supe no debería ser, pero era; me apartaste sutilmente de cosas que oscurecían mi alma, y me regalaste los rayos del sol diario y la brisa mañanera, me dejaste la sabiduría interna del silencio y de solo las personas especiales en mi sala, no puedo ser tan ciega, ni estar tan equivocada, no puede ser mentira un contexto que estovo lleno de fe y cosas hermosas.
Me diste muchas cosas bellas, lamento no haber podido ayudarte tanto como tú lo has hecho conmigo, lamente no abrazarte a sabiendas de que mi cariño sanara algunas heridas en tu alma, sabiendo que mi compañía sincera y desinteresada será un bálsamo a tu vacio, ya que tenemos misiones especiales con seres especiales y mi corazón siempre rebosante de amor verdadero y sincero te daría la sabiduría de que las almas buenas y puras continuamos transitando por los senderos de tu vida… Deja ir el miedo, nunca te lastimaría, al contrario mi amistad te podrá dar cosas inimaginables, por algo Dios me regalo este corazón repleto de amor para dar, no siempre las cosas son lo que perece, solo el vivirlas nos deja la certeza del resultado que se busca, las suposiciones no existen, los seres humanos somos vulnerables, el día y la noche no se juntan, pero van de la mano y yo tengo aquí un amor que es para ti, que es tuyo, no sé qué tipo de amor es, solo sé que es del bueno
Y si continúo sacudiendo en lo más profundo de mí, continuare encontrado cosas hermosas que dejaste en mí, y si en algún momento la melancolía me invade, y el dolor llena de rabia mis líneas, por tu ausencia, solo léeme y entiéndeme, así como yo estaré siempre aquí para entenderte a ti.
Siempre Anyhec
Barinas 4 de febrero de 2010

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